"El burro es un animal terco, pero no tonto": Carlos Hipólito reflexiona sobre las similitudes que tenemos los humanos con las bestias en su nueva obra de teatro
El actor presenta su nueva obra 'Burro', estrenada el pasado 17 de enero en el Teatro Reina Victoria

"El burro es un animal terco, pero no tonto": Carlos Hipólito reflexiona sobre las similitudes que tenemos los humanos con las bestias en su nueva obra de teatro
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Carlos Hipólito comienza una nueva fase en su carrera y da vida a uno de los animales más maltratados por el ser humano. En una metáfora de la visión de la humanidad a través de los ojos de un burro, se queja del maltrato y desprecio que han sufrido siempre. Burro estará hasta el próximo 18 de febrero en el Teatro Reina Victoria e Hipólito ha querido asomarse a La Ventana para humanizar a las bestias.
Se trata de una obra escrita por Álvaro Tato y dirigida por Yayo Cáceres que muestra un trabajo de documentación profunda. Se han estudiado todos los textos que recogen a la figura del animal en la historia y, sorprendentemente, aparecen en más ocasiones que el gran amigo del hombre, el perro. Junto al actor se encuentran en el escenario Fran García e Iballa Rodríguez y el músico Manuel Lavandera.
"Cuenta la historia de un burro que tiene seis mil años y nos muestra, a través de sus ojos, la humanidad. Un animal abusado y que lamenta el trato recibido por parte de los hombres", explica Hipólito. Pero, confiesa el actor, que una de las cosas más difíciles y trabajadas en la obra es transmitir el aroma, aire y la complexión del burro. Ya que no han querido imitar al animal, sino compartir su esencia.
"Era una apuesta con compromiso porque es un tipo de función diferente, que plantea una narración larga y arriesgada. Cuando lo vi pensé: qué difícil hacer esto en el escenario. Pero afortunadamente, creo que hemos conseguido que sea ameno y entretenido", confiesa el actor.
"¿Por qué somos tan injustos? ¿Por qué despreciamos a las otras especies que viven con nosotros en el planeta?", es la gran reflexión que plantea la obra y que nos hace pensar en el egoísmo del ser humano y la fiereza con la que tratamos a los animales. De hecho, hasta Juan Ramón Jiménez, en los textos no se les daba nombre a las bestias. Él fue el primero en ponernos en la piel de Platero y hacernos sentir amor hacia él.
El público puede incluso sentirse identificado con el personaje, ya que plantea reflexiones más allá de la figura del burro. Un animal que se encuentra anclado a una estaca y, tal y como dice Hipólito, puede mostrar el ejemplo "de aquellas personas que se sienten cómodas en alguna especie de esclavitud disfrazada". Es el objetivo de la obra, y todo es gracias al concepto de teatro que tiene Álvaro Tato: "Siempre intenta poner muy en valor la palabra. Entretener al público, pero con un contenido muy importante y crítico", explica el intérprete.




